lunes. 29.04.2024






















Acabamos de volver de Elche en nuestro bólido, una hora de viaje pero sin cometer infracciones. Llegamos a casa y estamos aún con la retina llena y muy llena del fútbol que hemos visto sobre el césped del Martínez Valero en la segunda parte sobre todo de un Cartagena que se nos hace grande.

Pero más que eso ha sido el espectáculo de la afición, increíble de verdad. Tres mil cartageneros arropando al equipo lejos de casa es un hecho que no se había dado nunca y que supera con creces las 2.500 personas que fueron aquella tarde de junio de 1991 en el Rico Pérez, los 1.500 que viajaron un año después hasta Badajoz o los mil y pocos presentes en la vieja Condomina aquella mañana de un mes de marzo del 99 cuando Santi Carpintero marcaba el 0-1 para la historia en la capital de la Región.

Porque nunca, nunca, habíamos visto nada igual. Hubo de todo y para todos. Desde la comida de hermandad entre peñas del Cartagena y del Elche hasta el autobús que se averíaba en la subida al Puerto de la Cadena y que no frenó la ilusión de los que viajaban en él. En doce taxis pagados por el propio club, nos cuentan, para Elche. Con sus banderas, sus cánticos y su todo pero a Elche. A animar desde el ‘quesito’ que al final fue prácticamente la grada entera la que estaba lleno de blanquinegros. Hasta 3.000. O tal vez más. El caso es que la parte del anillo superior estaba lleno, hasta los propios aficionados ilicitanos alucinaban. "Esto no ha pasado ni con el Hércules" nos contaban.

Vimos a muchos y buenos cartageneristas como Alfonso Melenchón, con pasado ilicitano después de siete temporadas en el viejo Altabix, a Pedro Arango, a Florentino Manzano dialogando con Pepe Quilés, ex presidente del Elche, y quizás recordando aquel truculento Cartagena-Elche de hace un cuarto de siglo donde se pactó un 0-0que le daba a los franjiverdes de Roque Olsen el pase a Primera y a aquel Efesé la permanencia en Segunda. Hasta por ver, hemos visto en el coliseo albiverde a Antoñico ‘el nano’. Si él ha ido era que no faltó ‘casi’ nadie.

El aplauso de los futbolistas ahora amarillos del Cartagena hacia su afición era lo menos que podían tributarles. La victoria estuvo cerca, el equipo cartagenerista ha tenido oportunidades para ello y lo ha merecido. No ha podido ser. Pero que nadie dude lo que decimos, que este Cartagena está desatando pasiones, sobre todo por su forma de entender el fútbol. Y esta afición que tanto y tan bien se lo está pasando, crece y crece.

No sabemos hasta donde pero sí que empieza a ser una afición de Primera División. Su lección en Elche ha sido para quitarse el sombrero.

Si señor, tenemos una afición de Primera División
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