Sólo hay que leer algunos de los comentarios en los foros. En el de Sportcartagena y en otros: Raimundo ha hecho en 77 minutos más que Goiría en más de 1.500 como blanquinegros. Goles son amores y no buenas razones.
Goiría se marchará de Cartagena probablemente echando peste de algunos. Él sabrá. Pero tiene que saber que será injusto si lo hace, que lo hará. Sin embargo, y aunque las comparaciones sean odiosas Raimundo ha sido capaz de hacer en sólo hora y poco, 77 minutos de juego, más que su colega Goiría en más de 1.500 minutos.
Es verdad que sería injusto hacer culpable de la situación del equipo a un solo futbolista. Pero pocos serán los que nieguen que Goiría ha fracasado de forma rotunda en Cartagena, equiparable a los Lobo Vigil o aquel Pablo ‘el Loco’ Islas que cuando se caía casi ni podía levantarse del césped.
Goiría tiene poca culpa, bastante penitencia lleva con su fracaso. Los que fallaron fueron Juan Ignacio y David Buitrago que recomendaron su fichaje, si en otros acertaron como los Víctor, De Lucas, Cygan, Pablo Ruiz, Chus y compañía acertaron, con este vasco erraron por completo. Y luego evidentemente siguió fallando Javi López con su insistencia en contar con un jugador nulo en ataque, al menos así ha sido en Cartagena. Fracaso total.
Mientras Goiría ha sido jugador albinegro hemos sido escrupulosamente respetuosos con él y lo seremos hasta el final. Pero llama la atención de que tenga que llegar un uruguayo como Raimondi, seis meses inactivo, para que la afición, soberana en todo esto y en mucho más, compare y juzgue. Y se dé cuenta de a quien tenían con el ‘9’ a la espalda.
La afición está encantada con la marcha de Goiría, cuya insistencia de Javi López en ponerlo fue uno de los grandes fallos del técnico catalán. Goiría sí y Lafuente no. Menudo disparate. Su presencia en el campo ya invitaba a la guasa en algunos y a la compasión de muchos.
Por lo que ha ofrecido como jugador a su paso por Cartagena este muchacho no está ni para jugar en Segunda B, pero como el fútbol es asñi de caprichoso igual se marcha ahora al Éibar y recupera de nuevo el olfato. Cosas más difíciles se han visto.
