17 de noviembre de 2013, 18:26
Jordi Pablo fichó por el Cartagena –era una cesión del Málaga- en los albores del verano de 2010. El castellonense llegó como una firme promesa que estaba a punto de explotar pero la tarde de su debut, en un amistoso en Lorca, cayó lesionado de gravedad y acabó inédito aquella temporada, que la empleó exclusivamente en recuperarse.
Después regresó al Villarreal B, de ahí pasó al At. Madrid B pero inicia su segunda temporada en el conjunto manchego dónde parece que empieza a reencontrarse y a ser aquel buen jugador que tanto prometía. En La Roda está a un gran nivel aunque en Cartagena apenas inquietó ni llevó peligro. De todos modos algunos espectadores se acordaron del chaval y no le ocultaron sus simpatías.
A sus 23 años el de Vinaroz todavía no ha perdido la esperanza de volver al fútbol profesional.