16 de septiembre de 2011, 10:21
Último tren, o al menos eso podría parecer. Cuarto partido de liga y ya estamos hablando de ultimátum, pero es que cero puntos en tres partidos dan para ello. A pesar de la buena imagen que el conjunto dio en Sabadell, donde si el árbitro hubiera pitado lo que tenía que haber pitado seguramente estaríamos hablando de otra cosa, las prisas por los resultados están ahí latentes. Con una victoria probablemente todo se calmaría, pero con una derrota...
Y es que en el fútbol se dan una serie de tópicos, que pocas veces suelen fallar, cuyos requisitos parece que va reuniendo el Cartagena con el afán de un coleccionista. La cadena siempre se va a romper por el eslabón más débil, y éste, aquí y en el Inter de Milán, es el del entrenador. Además, si el presidente de dicho entrenador sale ratificándole el puesto, es ya la rodaja de lima que decora todo el cóctel. Tenemos el panorama completo: resultados no muy buenos, dedos que señalan al míster, y éste ratificado públicamente. Peligro, alto voltaje.
Pero este deporte es como es para lo bueno y para lo malo, y una victoria ante el Alcorcón haría que todo este clima 'semi-apocalíptico' diera paso a un optimismo más exacerbado. Y por lo que parece, si se sigue la evolución lógica desde el desastre autodestructivo del Barça B, no sería nada descabellado conseguir una victoria en el Cartagonova. Rota la barrera de los goles a favor gracias a un sensacional Bolado, el siguiente paso es rentabilizar esos goles, convertirlos en tres puntos que estrenaran el casillero y permitiera salir al conjunto albinegro del farolillo rojo. Un farolillo rojo que, aunque todavía no es significativo, sí que es molesto a cualquier altura de la competición.
Al menos en una cosa se ha avanzado: el debate ya no se centra en la falta de gol. La irrupción de Bolado como bigoleador en Sabadell colmó muchas de las expectativas y acalló muchas de las voces que ponían el dedo en la llaga aduciendo una supuesta falta de gol del Cartagena. Ahora, el problema está en los nueve goles encajados en tres partidos. ¿Problema defensivo o coyuntura arbitral? ¿Culpa de las lesiones en la parte de atrás o culpa de haber jugado muchos minutos en inferioridad numérica? La respuesta la encontraríamos si Arcediano Monescillo cumple bien con su trabajo este partido.
De todas maneras, el Cartagena (22º con 0 puntos) tiene una serie de bajas para afrontar el partido, como no. Atrás, ni Abraham Paz – que viene renqueando de una lesión producida en el calentamiento del día del Barça B, donde todo salió mal – ni Manolo Gaspar – que cumplirá su segundo partido de sanción – podrán estar frente al conjunto amarillo. Por contra, se recupera a Josemi, aunque su estado está siendo tan cuestionado que muy probablemente repitan los dos zaragozanos en el centro de la zaga: Chus Herrero y Raúl Goni.
Por delante, la esperpéntica ausencia de Álvaro Antón por esa ridícula roja en Sabadell y la aún más ridícula ratificación de la sanción, se verá compensada por la recuperación de Juan José Collantes, el 'esperado', que tan sólo pudo disputar una veintena de minutos en el Rico Pérez. También se recupera Toni Moral. Arriba, un Bolado en estado de gracia quiere hacer olvidar que tampoco se puede contar con un Salva lesionado.
Por su parte, el Alcorcón (11º con 4 puntos), ya ha conseguido los tres resultados posibles: derrota en casa frente al Xerez, victoria en Huesca, y empate en Santo Domingo contra el Villarreal B. Cuentan con la baja de Javi Hernández, por doble amonestación en el último encuentro. El partido supondrá la visita de Anquela, uno que fue más que futurible entrenador del Cartagena en al menos dos momentos de su carrera.
Todo ello, arbitrado por el castellano manchego Arcediano Monescillo. Todavía no hay que perder el optimismo, pero una cuarta derrota no hay optimismo que la soporte. Que no cunda el pánico.
