11 de mayo de 2010, 2:00
Han puesto dinamita pura en la línea de flotación del FC Cartagena, que ya es para muchos cartageneros –presentes y ausentes- más que un sentimiento. Sólo hay que meterse en la entraña ciudadana y respirar el aire futbolístico de gozo, de esperanza, de un desconocido disfrute del momento, en la calle, en la oficina, en cualquier lugar. Disfrutan por igual niños, quinceañeros que personas de la Tercera edad. Hay una afición consolidada que no se merece el tejemaneje que lleva intenciones, o así lo parece, de desestabilizar la realidad de un sueño.
Y todo apunta a que una persona tan ligada tantos años al fútbol de su tierra como Florentino Manzano se ha erigido en las últimas horas en la persona más en boca de sus conciudadanos y no para bien. Sportcartagena ha tenido que no dar por válidos decenas de mensajes de sus lectores, por impublicables al ser incluso amenazadores, censurando duramente el comportamiento del matrimonio Manzano García-Pallarés Lorca.
Se les está viendo el plumero a quienes en el momento oportuno, como si se tratase de una maniobra planificada por el Doctor Infierno, quieren cobrar una cantidad millonaria de dudosa justificación. Por lo menos no hay claridad en este asunto y, por supuesto, no se le hace ningún favor al actual presidente del FC Cartagena, que ya pagó en su momento indemnizaciones a la familia de Manzano.
Por eso indigna, sorprende y saca de las casillas a los más templados ciudadanos de Cartagena, que se exaltan por ello y a los que pedir prudencia. Esta maniobra que ha sido colocada sobre el tapete de la actualidad. Jueces podrán juzgar los hechos, llegado el caso. Pero las cosas presentan visos de no estar claras para el pueblo llano que tantas decepciones ha tenido que sufrir en tantos años en el tema fútbol, tantas veces con connotaciones de difícil explicación.
No vamos a dar nombres de personas que llegaron a los puestos de responsabilidad en el fútbol de Cartagena y lo hicieron para servirse del cargo y no para servir. Manzano había sido una persona polémica en el fútbol, con gentes que lo defendían y con otras que le atacaban por su comportamiento. Nosotros siempre lo hemos respetado, antes de la aparición de este diario y también después. Pero ahora se ha ganado el repudio de la mayoría, el repudio de un pueblo que no da crédito a la película rodada en los últimos tiempos por unos protagonistas que no han tenido prisa en lanzar este torpedo. Llega en el momento justo para poder calificar a las personas por sus hechos, en tanto no se demuestre lo contrario.
Pero llega asimismo la hora de colocar los puntos sobre las íes y de proclamar desde la independencia de este diario digital deportivo que quien o quienes han urdido ahora esta situación propia de Maquiavelo merecen ese repudio de las gentes honradas. Esperamos y deseamos que el buen sentido y la justicia se imponga en este caso que si en principio no preocupa cara al exterior a Paco Gómez, saco de los golpes bajos, sí ocupa y preocupa a una ciudadanía indignada que se siente agredida y que rechaza este comportamiento.
Han agredido al FC Cartagena, que ya es más que un sentimiento de cuatro chalaos. Es una ciudad la que respalda masivamente el más ilusionante proyecto de toda la historia en el ámbito deportivo ante el que incluso el Ayuntamiento se ha tenido que plegar y abrazarlo. Ese mismo Ayuntamiento debería ‘mojarse’ ahora pronunciándose en la actual situación, como lo está haciendo aquí y ahora Sportcartagena.
Cartagena tiene que ganarle la guerra a esta innecesaria e inoportuna batalla. Lo que se está viendo es lo más parecido a una película de terror y para combatirla no habrá nada mejor que la presión social sobre sus protagonistas, escuchando también los consejos de prudencia y de calma que se envían desde el club. Por algo será.
Y todo apunta a que una persona tan ligada tantos años al fútbol de su tierra como Florentino Manzano se ha erigido en las últimas horas en la persona más en boca de sus conciudadanos y no para bien. Sportcartagena ha tenido que no dar por válidos decenas de mensajes de sus lectores, por impublicables al ser incluso amenazadores, censurando duramente el comportamiento del matrimonio Manzano García-Pallarés Lorca.
Se les está viendo el plumero a quienes en el momento oportuno, como si se tratase de una maniobra planificada por el Doctor Infierno, quieren cobrar una cantidad millonaria de dudosa justificación. Por lo menos no hay claridad en este asunto y, por supuesto, no se le hace ningún favor al actual presidente del FC Cartagena, que ya pagó en su momento indemnizaciones a la familia de Manzano.
Por eso indigna, sorprende y saca de las casillas a los más templados ciudadanos de Cartagena, que se exaltan por ello y a los que pedir prudencia. Esta maniobra que ha sido colocada sobre el tapete de la actualidad. Jueces podrán juzgar los hechos, llegado el caso. Pero las cosas presentan visos de no estar claras para el pueblo llano que tantas decepciones ha tenido que sufrir en tantos años en el tema fútbol, tantas veces con connotaciones de difícil explicación.
No vamos a dar nombres de personas que llegaron a los puestos de responsabilidad en el fútbol de Cartagena y lo hicieron para servirse del cargo y no para servir. Manzano había sido una persona polémica en el fútbol, con gentes que lo defendían y con otras que le atacaban por su comportamiento. Nosotros siempre lo hemos respetado, antes de la aparición de este diario y también después. Pero ahora se ha ganado el repudio de la mayoría, el repudio de un pueblo que no da crédito a la película rodada en los últimos tiempos por unos protagonistas que no han tenido prisa en lanzar este torpedo. Llega en el momento justo para poder calificar a las personas por sus hechos, en tanto no se demuestre lo contrario.
Pero llega asimismo la hora de colocar los puntos sobre las íes y de proclamar desde la independencia de este diario digital deportivo que quien o quienes han urdido ahora esta situación propia de Maquiavelo merecen ese repudio de las gentes honradas. Esperamos y deseamos que el buen sentido y la justicia se imponga en este caso que si en principio no preocupa cara al exterior a Paco Gómez, saco de los golpes bajos, sí ocupa y preocupa a una ciudadanía indignada que se siente agredida y que rechaza este comportamiento.
Han agredido al FC Cartagena, que ya es más que un sentimiento de cuatro chalaos. Es una ciudad la que respalda masivamente el más ilusionante proyecto de toda la historia en el ámbito deportivo ante el que incluso el Ayuntamiento se ha tenido que plegar y abrazarlo. Ese mismo Ayuntamiento debería ‘mojarse’ ahora pronunciándose en la actual situación, como lo está haciendo aquí y ahora Sportcartagena.
Cartagena tiene que ganarle la guerra a esta innecesaria e inoportuna batalla. Lo que se está viendo es lo más parecido a una película de terror y para combatirla no habrá nada mejor que la presión social sobre sus protagonistas, escuchando también los consejos de prudencia y de calma que se envían desde el club. Por algo será.
