El periodista Jesús Alba lo ha entrevistado para el Diario de Sevilla. Cala no quiere ser un ídolo, dice, aunque sueña con ser alguien importante en el club sevillista. Esta es la entrevista que recogemos del rotativo sevillano.
-Ha merecido la pena...
-Bueno, salir de aquí no le gusta a nadie. El año de Cartagena fue duro por la lesión de rodilla y por cosas que nunca había vivido pero que están ahí, que es el otro fútbol. Luego a Grecia me fui con la ilusión de volver, pero interiormente pensando que si te han cedido una vez, otra, quizá no iba a tener esa oportunidad que todo el mundo ansía. Me fui con la mentalidad de crecer como futbolista y de abrirme un mercado en el extranjero, pero no quería perder esa ilusión.
-No pensaba que fuera tan pronto.
-No. Llegó enero y empezaron a llamarme, que si el Zaragoza..., y lo que menos esperaba era el Sevilla. Para mí volver cuando el club no había roto nunca una cesión es una muestra de cariño y de confianza. Y al mismo tiempo una obligación porque tienes que devolverla.
-Es verdad, porque no recuerdo ningún caso. Al menos reciente.
-A la vista está que los mismos contratos no lo contemplan. Es decir, no hay una cláusula que diga que si el Sevilla decide repescar al jugador tenga que pagar equis. Por eso hubo problemas para salir del AEK. Supongo que a lo mejor esto sirve de experiencia para la próxima vez. Todo eso para mí ha sido una muestra de cariño. Que el Sevilla pague un dinero por poder repescar a un futbolista que es suyo... Por eso no hace falta que me lo diga nadie. No hace falta que el presidente me diga: "Yo confío en ti". Lo sé.
-En Grecia cogió un ritmo con el que no podía pasar desapercibido. ¡Cada semana en el once ideal!
-Ha sido muy similar el paso por el AEK que por el Sevilla. Cuando llegué allí lo hice con la estela de que tenía que ser el mejor central porque me había traído el entrenador (Jiménez) como una petición suya. Generas mucha expectación y llegan los primeros partidos y no estás acertado. Acababa de tener una lesión de rodilla y no estaba bien. Recibí críticas y escuché lo normal: que si este futbolista no era lo que habían hablado, etcétera. Tuve que recomponerme de todo eso y al final terminé el año muy bien y hasta el club habló conmigo para intentar ejercer una opción de compra que en realidad no había.
-¿Y en Sevilla?
-Más o menos igual. Se generó una expectación y en algún partido no estuve acertado. Pero con continuidad en cada partido notas que vas mejorando, te ves más cómodo y te atreves a hacer más cosas. Cuando entras en un equipo intentas hacer las menos cosas peligrosas posibles y si no te salen bien te crea inseguridad. Cuando te van saliendo las cosas ganas la confianza que todo futbolista necesita.
-¿Qué espera el próximo curso?
-Estar aquí. Cuando sales por ahí y ves lo que hay te das cuenta de que mejor que aquí no se está en ningún sitio. Estar en la plantilla del primer equipo y sentirme importante y, poco a poco, asentarme como central titular del Sevilla. Pero no el año que viene sólo, sino estar diez años siendo ese central titular.
-¿Qué ha cambiado en este Juan Cala de aquel chaval que debutó ante el Rangers en Champions?
-Más en los aspectos psicológico y personal que a nivel futbolístico. También aprendes cosas, detalles: chocar con el delantero, interrumpir la carrera. Pero en lo personal sí he notado una gran mejoría. Hace dos años era muy impaciente, quería que llegara todo ya, que hablaran bien… Son muchos detalles que no te dejan estar tranquilo. Eres impaciente con todo y exiges sin haberte merecido las cosas. Estoy seguro de que la situación que he vivido aquí al volver en otros tiempos, hace sólo un año, me hubiera matado psicológicamente. Me hubiera vuelto loco, me habría puesto a decir que aquí ya no iba a jugar más. En eso mejoras y te hace más futbolista y hombre de club.
-El presidente daba un mensaje de otro Sevilla. Y la afición pide valores que han faltado: raza, cantera, carácter... que están en Cala.
-Es cierto que el Sevilla tiene que reinventarse de nuevo y hay que ser lo suficientemente honrado, profesional e inteligente, que es lo que ha hecho el presidente, como para volver a poner los pies en la tierra. Y de la afición no tengo quejas. Todos los canteranos decimos que en nuestra tierra nos critican más que al que viene de fuera, pero que conmigo noto algo especial. Me ha apoyado muchísimo, vía redes sociales, o en el trato por la calle. Y eso se nota en el campo. Si haces algo bien, buff, parece como si lo estuvieran esperando para aplaudirte. Si la afición ve que puedo ser una persona importante en el club, yo, como sevillista y como profesional, ojalá me quede aquí diez años y sea ese jugador importante que yo quiero ser.
-¿Un defensa nota más el cambio, la involución, de este Sevilla? A ver, hablábamos antes de ese debut contra el Rangers en un Sevilla que era un avión. ¿Ahora?
-Eso va con la dinámica. La de aquel Sevilla era ganar, ganar y ganar y también los equipos se metían atrás. Este año ha sido muy raro y esa dinámica nunca ha estado presente. Los rivales empiezan a ver al Sevilla como a un equipo que se le puede hacer daño. Pero sinceramente yo creo que el aficionado tiene que estar tranquilo porque hay materia para volver a eso.
-¿Qué Sevilla entonces se debe ver la temporada que viene?
-Hay que ver también las altas y las bajas. La base tiene que ser de jugadores muy humildes, muy trabajadores, honrados y que el rival para ganarle tenga que sudar sangre cada partido. Volver a lo que era el Sevilla antes. Que seamos un equipo difícil de ganar y muy porculero, por utilizar una expresión vulgar.
-Justo lo que ha faltado este año.
-Tampoco creo. Cuando el año sale malo es difícil. Ganas dos partidos, contra Racing, Granada, y luego recibes otro palo… Eso es muy difícil levantarlo. Es ir siempre contracorriente y cuando se da así lo mejor es, una vez acabado, hacer examen de conciencia, tomar decisiones y empezar un año nuevo. Mira el Villarreal. Aspiraba a lo mismo que el Sevilla, le quitaba los jugadores, según decía la prensa, y está en Segunda. El Sevilla no ha estado más de cuatro o seis años en su historia entre los cuatro primeros.
-¿Las épocas de vacas flacas son más propicias para la cantera?
-Al aficionado quizá le ilusiona más un fichaje, aunque no sepa dónde ha jugado, que uno de cantera. Pero creo que la afición también ha hecho examen de conciencia. Ha dicho: ¡oye! que el que ha mamado esto desde chico siente los colores igual que nosotros pero ha tenido la suerte de defenderlos dentro del campo. Creo que el aficionado ve un Messi y no se identifica. Tiene calidad y lo alaba, pero un jugador que pone casta, que pone coraje, lo ve más cercano y se crea una comunión entre afición y equipo. Creo que el aficionado del Barça se identifica más con Puyol que con Messi habiendo salido ambos de la cantera. Aquí, por ejemplo, el sevillismo se identifica con Medel porque lo da todo.
-¿Era un año para que hubieran tenido más presencia jugadores que la afición pedía como Luis Alberto o Campaña ya que, de hecho, se hizo una plantilla corta para eso?
-Los dos son muy buenos futbolistas, o Deivid, que ha sido un excelente compañero, que ha ayudado al Sevilla y que seguro que triunfará fuera… Pero por experiencia puedo decir que hay que tener paciencia, que las cosas llegan cuando tienen que llegar y no hay que apresurarlas. El entrenador eso lo ve y él es el primero que quiere ganar y lo mismo le da que se llame Luis Alberto a que se llame Rakitic. A la cantera hay que darle su sitio en momentos que no le afecte demasiado. En una dinámica tan negativa poner a un chico de 17 años es correr el riesgo de perder un gran proyecto de futuro. Eso aquí siempre se ha manejado muy bien. Yo hace tres años no lo entendía. Entonces pensaba que tenía que jugar en el Sevilla porque lo podía hacer mejor que el que estaba jugando. El que estaba arriba me decía que no. Tres años después te digo que es cierto, que hay que estar muy preparado para jugar aquí.
-Dentro de esas decisiones de mesura del club está la de dar continuidad al entrenador, a Míchel.
-Supongo que habrá echado la vista atrás y habrá dicho: "En dos años nos hemos cargado a cinco entrenadores". Quizá ha pensado que hay que dejar trabajar al profesional y que no siempre toda la culpa la tiene el entrenador. Yo creo que Míchel habrá expuesto lo que él cree que puede mejorar y lo habrá convencido. Y dejan trabajar a un técnico que vino en una época difícil y que aportó, después de todo lo que ha sido él como jugador, humildad, cordura y tranquilidad. Había que unificar el vestuario y es que eso se ve. Monchi va a todos los entrenamientos y el presidente a casi todos y está en pleno contacto con Monchi. Si ellos han tomado esa decisión es porque habrán tenido en cuenta cómo trabaja, cómo respira la plantilla y cómo él puede dar solución a los problemas.
-¿Cómo ha sentado? Se lo pregunto individual y colectivamente.
-Bien. Es una persona cercana, llana, que habla con el futbolista y le da su sitio. Yo mismo se lo decía cuando no jugaba, que estaba muy contento con él porque no me faltaba al respeto. Me llevé varios partidos fuera y me trató como el que más jugaba. Me trata de enseñar como al que más, está en continuo diálogo conmigo… Entonces ¿qué le voy a decir? Si no me pone es porque no estaré dando lo que quiere, porque no es el momento o porque otro futbolista está mejor. Es muy difícil tener contento al que no juega y él lo consigue. Y eso hace que se involucre en el grupo y que ayude desde el banquillo o la grada.
