El de Los Belones ya lo había advertido. "En Segunda B sólo jugaré en el Cartagena”. Dicho y hecho. Cinco días después del plazo Sergio ha podido asegurar, al fin, su futuro en el Cartagena. Ha mejorado en el sueldo, han llegado a un acuerdo en la cláusula de rescisión y ha logrado seguir en el equipo de su tierra tras un año especialmente duro, con la desaparición a principios de 2015 de su padre –quien no ha aparecido aún después de varios meses- y todo eso, en plena lucha por una supervivencia que llegó a estar al borde del abismo.
Sergio Jiménez no comenzó nada bien su andadura de cartagenerista. Cuando Tevenet sorprendió a todos otorgándole galones de capitán general para ese mismo lugar del centro del campo que acababa de dejar Mariano Sánchez, el chaval se lesionó y tuvo que pasar por el quirófano. Por si era poco tuvo una infección y hubo que operarle de nuevo y todas esas desventuras acabaron por afectarle hasta el punto de que hubo un momento en que llegó a temerse por la recuperación plena del jugador.
Costó, vaya que sí costó pero al final Sergio volvió a encontrar su hueco en el equipo porque Tevenet nunca le retiró la confianza, ni Julio Ribas –de lasa pocas cosas buenas que hizo- y así fue dando paso tras paso hasta que acabó afianzándose en el equipo.
Ahora, Sergio Jiménez es uno de los grandes valores activos de este Cartagena que ha hecho muy bien en renovarle. Hay quien le compara en su juego y en su manera de entender el fútbol con Sergio Busquet y la realidad es que tiene muchas semejanzas. Ahora, para bien del Cartagena, tenemos a Sergio Jiménez hasta 2019, con tiempo de sobra para que crezca y se haga grande en todos los sentidos. Aquí, en casa y con los suyos.
