Es mi equipo. Nuestro equipo. Y seguirá siéndolo hasta el final. Lo ha sido durante muchísimos años. En las penas (muchas) y en las alegrías (menos), en las tristezas (frecuentes) y en las sonrisas (escasas), en los fracasos (de más) y en los éxitos (de menos), en los descensos (cantados) y en los ascensos ( de vez en cuando), en tercera (largos años) o en segunda (pocos).
Ya me gustaría conocer personalmente a Julián Calero e invitarle a un buen Ribera del Duero para hablar de nuestras cosas, que las hay y mucho. Pero las circunstancias mandan. Seguro que habrá tiempos mejores.
En esta semana que terminamos, me encontré con mi buen amigo Manuel Ángel Balaguer, en la conocida como Ruta del Deporte, la cual se inicia en el puente que nos acerca al Estadio Cartagonova, para continuar hasta el Palacio de Deportes y llega hasta el emblemático Kiosco de Miguel, en la entrada al Parque de Tentegorra, si bien para los más deportistas se prolonga hasta la montaña, con un largo y atractivo recorrido por nuestra naturaleza y con unas vistas únicas y extraordinarias.
En los últimos días de mayo de 1989, Antoñico fue a visitar en la Cruz Roja a mi padre que agonizaba y que murió poco después, el 31. Se puso cerca de la cama, recostado en la pared, mirándolo fijamente, muy serio, preocupado, completando una tremenda figura que me impresionó. Y…se le saltaron las lágrimas… Inolvidable momento.
El Cartagena ha sabido reengancharse al grupo de la salvación, pero ojo, tras dos victorias consecutivas, hoy empieza todo.
Queridos amigos, cuántas veces habréis escuchado esta exclamación, ¡de ilusión también se vive! Seguro que… ¡cientos!, por ejemplo, cuando juegas a la lotería, cuando piensas hacer un viaje, cuando vas a ver “ganar” a tu equipo favorito… siempre habrá alguien con el que comentas tu inquietud, y te contestará indefectiblemente ¡ay que iluso eres! , bueno tu sigue así que… ¡de ilusión también se vive! La verdad, es que… a mí, me encanta esa expresión, me encanta levantarme todos los días con una ilusión nueva, me encanta eludir el pragmatismo, y pensar que todo se puede conseguir.