sábado. 27.04.2024
A veces uno se encuentra con historias curiosas que le llegan por la puerta de atrás. Un simple correo electrónico a la redacción nos sirvió para ponernos tras la pista de Antonio Vera Oliver, atleta del Club Marathón Cartagena. Cuando empecé a tirar del hilo no me imaginaba la increíble historia detrás de aquel hombre.

A pesar de sus 58 años, él se sigue considerando joven: “debo ser muy joven, porque si la juventud son los sueños incumplidos… a mi me faltan todavía muchos por cumplir”. Sus inicios en el mundo del atletismo no responden a grandes objetivos, empezó casi por eliminación: “Yo he corrido desde los catorce años hasta los veintidós federado, medio fondo. Me dediqué a correr fondo porque no tenía talento, ni habilidad, ni coordinación, ni elasticidad, ni velocidad para cualquier otro deporte de los que se hacían en el colegio: fútbol, baloncesto, etc. Después del Servicio Militar seguí corriendo dos tres días a la semana pero sin participar en pruebas ni competiciones”. Tras probar con otros deportes como tenis o kárate, decidió, por una lesión, volvió a correr ya con 45 años: “Decidí volver a correr todos los días y en seis meses ya corrí el medio maratón de Sevilla – Los Palacios (hice 1:33 en diciembre 1998) y en febrero de 1999, en el maratón de Sevilla hice 3:29”.

Y es que, por lo que se ve, es una persona bastante inquieta: “Los cuarenta y cinco años – cuando empezó a correr en serio – es una edad complicada, los hijos se han hecho adolescentes o se han emancipado y ya no tienes que dedicarles tanto tiempo como cuando niños, laboralmente has alcanzado las metas que te proponías, has terminado de pagar la hipoteca y tienes más tiempo y comodidades que ambición, por lo que, o te inventas una historia, o terminas con el mando de la tele todo el día, que es una forma estúpida de consumir la vida”. Además de correr, sigue cursos de griego moderno en la Universidad de Sevilla – ciudad donde vive desde 1984 – repasa el idioma alemán y devora cualquier libro que llegue a sus manos sobre la Grecia Antigua.

El pasado 9 de abril corrió el maratón del Mar Muerto, en Jordania, completando así 29 maratones, en 21 ciudades de 12 países de los cinco continentes. A pesar de empezar tarde, ha encontrado una gran motivación: “Mi sueño hubiera sido representar a España en unos Juegos Olímpicos, pero ni para vender coca colas en los estadios hubiera hecho la marca mínima, así que decidí correr el maratón de las veinte ciudades del mundo que han sido sede olímpica y ya llevo: Berlín 2001, París 2006, Roma 2007, Atenas 2007, Barcelona 2008, Estocolmo 2008, Sydney 2008, Melbourne 2008, Helsinki 2009, Ámsterdam 2009. Me faltan diez y uno de ellos, Méjico, es casi imposible de conseguir por sus 2.800 metros de altitud”. Y, sin parar, ya prepara sus próximos retos: “El 31 de octubre haré el MARATÓN, es decir el verdadero maratón, el de Atenas, por segunda vez, pero este año se conmemora el 2.500 aniversario de la batalla y lo haré en compañía de mi hijo mayor, Antonio, que será el cuarto que hagamos juntos. Sin duda es de lo que más orgulloso me siento, no lo cambiaría por la mejor marca del mundo…”.

El deporte es grande por historias como ésta. Lejos de los focos y de la atención general, un cartagenero de cincuenta y ocho años lleva completadas 29 maratones, y va a por más. Simplemente por el placer de correr. Que nada te pare, Antonio.

Una carrera por los cinco continentes
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