Una derrota en Zorrilla ante el Cartagena (0-1) provocó que Antonio Gómez fuera destituido la pasada temporada como entrenador del Real Valladolid. La destitución se comunicó el 29 de noviembre de 2010, después de catorce jornadas de liga y con el equipo situado en zona de promoción de ascenso a Primera División. Héctor Rodríguez, periodistas vallisoletano, lo recuerda en el Día de Valladolid,
Un año después, y con el cuadro blanquivioleta todavía en la categoría de plata, Miroslav Djukic ha cumplido el mismo plazo que se le concedió al técnico manchego con resultados notablemente mejores y, sobre todo, con la sensación de estar mucho más respaldado, tanto por el vestuario como por la directiva.
De entrada, en el número de puntos el serbio se impone con claridad, 26 a 21, del mismo modo que la segunda posición actual deslumbra respecto al séptimo puesto del año pasado.
Así, estas diferencias se encuentran repartidas entre diversos conceptos que van desde los beneficios de en unos empates que no son tan inútiles como parecen hasta la extraordinaria respuesta que está teniendo este año el equipo en el Estadio José Zorrilla.
Las derrotas. En catorce jornadas, y pese a firmar un inicio de campaña espectacular, el Real Valladolid de Antonio Gómez sumó cinco derrotas; es decir, más de un tercio de los partidos disputados. Cuatro de estos fracasos se produjeron a domicilio, donde el equipo blanquivioleta sólo pudo lograr un triunfo en siete partidos.
Se da la circunstancia de que el conjunto dirigido por Miroslav Djukic tampoco ha sido capaz de ganar más que un encuentro lejos de Zorrilla; sin embargo, sólo ha perdido un choque fuera y los cinco empates le conceden una renta fundamental para encontrar las diferencias entre un año y otro.
En casa, sin embargo, el rendimiento se iguala y sólo la facilidad que tiene el equipo para ganar este año en Zorrilla, con seis triunfos en siete partidos, marca una ligera renta de dos puntos a favor de Djukic.
Ambos técnicos han perdido un partido como locales en las primeras catorce jornadas, pero mientras Antonio Gómez cedió un empate, el entrenador balcánico no se permitió ni ese lujo.
Eso sí, y más allá de lo que puedan valorar los números, en el fondo de la trayectoria de los dos preparadores se encuentra la relación que han mantenido con su vestuario. Mientras Antonio Gómez no supo ganarse la confianza de los pesos pesados, lo que le terminó por costar el puesto, con Djukic la plantilla sigue tranquila.
