14 de septiembre de 2014, 13:29
Las alineaciones de aquella tarde en la que el Cartagena apenas pudo respirar fueron las siguientes: Por La Hoya Lorca jugaron Alberto; Julián, Prior, Sergio, Morillas; Carnicer (50' Armando), Manolín (80' Juanito); Josán, Nico, Carlos Martínez; Pallarés (87' Juan Hernández) y por el Cartagena lo hicieron Limones; Cacho, Astrain, Mariano, Riau (85' Zurdo); Marcos (68' Menudo), De Lerma; Antoñito, Megías, Fede (85' D.Segura); Fernando.
Los goles no tardaron nada en llegar. El hoy cartagenerista Pallarés hizo los dos primeros en los minuto 1 y 15 aunque en el minuto 2 estuvo a punto de marcar también. El 3-0 lo materializaría Nico en el minuto 2 del segundo tiempo.
El árbitro fue el andaluz Moya Baena, que amonestó a Manolín por los locales y a De Lerma, Megías y Antoñito por los visitantes. Y acudieron al partido alrededor de 2.500 espectadores en el Artés Carrasco de los que aproximadamente un millar eran de Cartagena.
La Hoya, aquella tarde, cuajó su mejor partido del año en una tarde en la que todo le salió bien y en dónde el entrenador lorquinista José Miguel Campos le ganó la partida a su colega Tevenet, que le dieron tortas sin saber por dónde le llegaban los palos. No hubo excusas para un Cartagena pésimo e inoperante como nunca llegó a estarlo salvo en los dos partidos de promoción con el Avilés, dónde también se lució el equipo.
Hoy domingo todo debe de ser distinto sea cual sea el marcador. Aquel 3-0 dejó huella, para bien y para mal entre ambas aficiones y el fantasma del resultado aún perdura en la mente de muchos. Por motivos bien distintos, claro.
