De un 4-4-2 a un 4-3-3 fue el ligero cambio que tuvo que realizar Borja Jiménez durante el descanso para cambiar de forma clara a un Cartagena que estaba a merced de un Oviedo que le había faltado eficacia y que se había estado topando con Marc Martínez.
Carrasquilla no estuvo fino en sus aportaciones aunque tuvo alguna buena intervención. Cierto es que la entrada de Nacho le dio más profundidad al ataque de los albinegros, de hecho, más de una ocasión relativamente de peligro en la meta defendida por el portero ovetense nació en las botas de Nacho, quién hasta el momento estaba siendo el revulsivo de Borja Jiménez.