11 de julio de 2011, 23:56
Junto a los futbolistas los niños cartageneros fueron los grandes protagonistas de este arranque ilusionante de la plantilla.
Apenas empezó a aparecer el grupo de jugadores las primeras palmas de la temporada se dejaron escuchar, especialmente la de los niños que acudieron en un buen número, atraídos por lo que se había anunciado: firma de autógrafos, reparto de balones hasta la grada y la posibilidad incluso de pelotear algunos de ellos con sus ídolos.
En el último tramo de la sesión las puertas del propio terreno se abrieron para que ordenadamente, dentro de lo que cabe, accediesen los niños seguidores para saludar a los jugadores y solicitar de ellos autógrafos. A lo que accedieron con sumo gusto los futbolistas y los técnicos.
A la retirada de todos ellos el público aplaudió a todos en un desfile que duró cinco o seis minutos. Los protagonistas de corto saludaban y sonreían por el espectáculo ofrecido, agradecidos en plena vorágine de la Efesamanía, que arrecia con fuerza.
Un acercamiento en toda regla de la plantilla a sus seguidores, más grandes, más chicos, jóvenes, mayores, chicas, chicos, de todo, que esperaban con impaciencia en momento de verlos sobre el césped.
La ilusión iba dibujada en muchos de ellos, deseosos de entrar inclusive en el césped y que a duras penas se pudo contener durante algunos momentos.
Apenas empezó a aparecer el grupo de jugadores las primeras palmas de la temporada se dejaron escuchar, especialmente la de los niños que acudieron en un buen número, atraídos por lo que se había anunciado: firma de autógrafos, reparto de balones hasta la grada y la posibilidad incluso de pelotear algunos de ellos con sus ídolos.
En el último tramo de la sesión las puertas del propio terreno se abrieron para que ordenadamente, dentro de lo que cabe, accediesen los niños seguidores para saludar a los jugadores y solicitar de ellos autógrafos. A lo que accedieron con sumo gusto los futbolistas y los técnicos.
A la retirada de todos ellos el público aplaudió a todos en un desfile que duró cinco o seis minutos. Los protagonistas de corto saludaban y sonreían por el espectáculo ofrecido, agradecidos en plena vorágine de la Efesamanía, que arrecia con fuerza.
Un acercamiento en toda regla de la plantilla a sus seguidores, más grandes, más chicos, jóvenes, mayores, chicas, chicos, de todo, que esperaban con impaciencia en momento de verlos sobre el césped.
La ilusión iba dibujada en muchos de ellos, deseosos de entrar inclusive en el césped y que a duras penas se pudo contener durante algunos momentos.
