miércoles. 08.05.2024
REPORTAJE. TRES HORAS DETRAS Y DELANTE, ARRIBA Y ABAJO CON LOS ULTRAS CARTAGO

Esas peñas, el alma del Cartagena...

Imaginemos por un segundo que el Cartagena estuviera sancionado. Imaginemos que dicha sanción consistiera en jugar a puerta cerrada. No sé cómo jugaría el equipo, pero de lo que si que estoy segurísimo es de que no estaría en la posición en la que se encuentra. Y es que la...
Imaginemos por un segundo que el Cartagena estuviera sancionado. Imaginemos que dicha sanción consistiera en jugar a puerta cerrada. No sé cómo jugaría el equipo, pero de lo que si que estoy segurísimo es de que no estaría en la posición en la que se encuentra. Y es que la afición cartagenerista es apasionada. Es animosa. Es increíble.

Mi situación en fondo sur alto me hizo coincidir con la peña “Ultras Cartago”, y con su presidente Fulgencio Angosto – aunque todos le llaman Pencho, como reza en su camiseta – que también es presidente de la Federación de Peñas del FC Cartagena. Durante los prolegómenos todo eran preparativos: las banderas, los rollos de papel, atentos al mosaico de lateral... Cuando el equipo salta a calentar, la primera explosión de aplausos, bombos y bocinas. Y es sólo el comienzo.

La alineación titular ya es motivo de debate. “¡Juega Quintero de inicio!”, exclamaba la mayoría con una mezcla de incredulidad y sorpresa. Al iniciarse el partido, cientos de gargantas se funden una sola con los cánticos. “¡Efesé! ¡Efesé! ¡Efesé!”. Y el fondo sur temblaba. Las cosas se empezaron a torcer a los cinco minutos, pero el gol inicial del Betis no hizo desfallecer a los aficionados. Más bien al contrario, la presión aumentó exponencialmente. En un partido como éste, también hubo momentos para el árbitro: “se le está viendo el plumero. Está pitando todos los contactos a favor del Betis. No son jugadas trascendentales, pero son detalles que te van minando”, comentaba Pencho.

Los cánticos se sucedían uno tras otro, y entre medias, salía el entrenador que todos llevamos dentro: “no me gusta Quintero, sólo corre, pero no tiene pase y en los choques los pierde todos”, “yo sacaría a Balboa, desequilibra más”, o “nos falta un hombre más en el centro del campo”. Cada llegada del Cartagena, cada tiro que salía rozando, provocaba un inmenso “¡Uuuyyyyy!” que recorría la grada de arriba a abajo, te envolvía como una ola y te erizaba el vello.

En la segunda parte el segundo gol del Betis hizo que se bajara un peldaño la animación durante un tiempo, pero una voz al grito de “¡Efesé!” despertó a todo el mundo de su letargo. Según se acercaba el final, la presión iba aumentando. “¡Árbitro, controla el tiempo!”, “están pegando mucho”, “no dejan jugar”. Y de repente aparece Tato. El gol enchufó definitivamente a la grada durante los últimos quince minutos. Quince minutos de animar. Quince minutos de saltar. Quince minutos de presionar, de querer saltar a rematar. Al final, ese ansiado gol no pudo llegar, y la gente se marchó hacia sus casas afónica, y con la extraña sensación que te produce saber que tu equipo lo ha dado todo pero se deja los tres puntos. Y tú te has dejado el alma animando.

Definitivamente es como mejor se vive el fútbol, animando todo el rato. Saltando. Haciendo de cada partido una fiesta. Todo aquel que acuda al Cartagonova con asiduidad sabe a lo que me refiero. Y el que no vaya, no sabe lo que se está perdiendo...

Esas peñas, el alma del Cartagena...
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