El partido se volvió auténticamente ‘loco’ en los instantes finales. Hubo varias jugadas claras de gol por parte de ambos equipos, especialmente por la albinegra en la que tanto Menudo como Cristo fallaron sendas ocasiones, con el meta bético Pedro como último obstáculo.
De haber entrado alguna de las dos, o las dos, es evidente que no se habría pasado poir el sufrimiento final. Además llegaría la acción infantil y absurda del manotazo que le dio Pozo al blanquinegro Luque cuando esta yacía sobre el suelo y que acabó costándole la expulsión. El colegiado estaba a dos metros y no tuvo ninguna duda en reprender la acción del futbolista bético, que hasta fue reprobado por alguno de sus propios compañeros.
Desde la grada dio la impresión de que la mano fue clara y que el colegiado no quiso verla
Pero la jugada clave, la que pudo haber sido el 2-2 definitivo porque no había tiempo para más llegaría con un zambombazo tremendo de un futbolista bético que, desde la grada –y desde la lejanía- a muchos espectadores les dejó la sensación de que el jugador cartagenerista rechazó esa pelota que se colaba con las manos.
El árbitro, que estaba relativamente cerca, no señaló nada aunque, ante la insistencia de los futbolistas y del banquillo bético, consultó con su auxiliar de la banda, pero éste se reafirmó en que no hubo mano, o no la vío…o no la quisieron pitar. El caso es que, por unas causas o por otras pero al Cartagena se le apareció la suerte.
Cualquier otro colegiado, tal vez, habría señalado lo que pareció ser, unas claras manos debajo del portal de Limones que sólo la acción reveladora de la cámara lenta en algunas televisiones terminarán aclarando si hubo o no hubo penalti.
