jueves. 02.05.2024
Dicen que el arbitraje en cualquier deporte es ingrato. En la situación de un colegiado cartagenero vocacional, como Adolfo Martínez, la ingratitud se acentúa, pues tuvo que aguantar un percance físico y como consecuencia del mismo, el castigo de un descenso. Justo o injusto, el hecho está ahí.

“En realidad no he dejado de arbitrar, porque ahora actúo en el fútbol base, pito partidos de esa categoría. Además soy profesor de la Escuela de Árbitros y hago de informador arbitral en Segunda B y en Tercera”.

Adolfo estuvo cuatro temporadas en Segunda B y anteriormente ocho en Tercera por esos campos de Dios en los que más de un juez se juega el bigote. Ahora a sus 38 años le quedaban pocas alternativas porque las normas impuestas tienen muy en cuenta la edad del colegiado. Lo explica el propio interesado.

“Si no asciendes antes de llegar a esa edad, te bajan. En mi caso me habría quedado un año, pero he bajado por no poder pitar más partidos debido a una lesión que me tuvo cuatro meses de baja. Así sólo pude actuar en cuatro partidos en Segunda B. El año ha sido malo para mí. Me llamaron de Madrid y me dijeron que iba a bajar porque necesitaban gente más joven en el arbitraje y que lo comprendiese”.

Martínez Martínez lo comprendió y sigue en la organización arbitral desempeñando otras funciones con la mejor buena voluntad. Analizando actuaciones de compañeros y enseñando lo que sabe a los alevines de árbitros.

Para Adolfo Martínez el 2009 fue un mal año: descendió desde Segunda B...
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