27 de diciembre de 2012, 1:37
Las imágenes son elocuentes. Las caras de felicidad son el espejo del alma que late en el corazón del CD Mediterráneo, un club modesto dónde los haya pero que ahora se siente un privilegiado con este Miniestadio que ya disfrutan.
Los últimos en estrenar el terreno han sido los cadetes de Primera que dirige el tándem formado por Manolo Acosta y Miguel. Aunque son unos recién ascendidos están copando los primeros puestos y parecen dispuestos a hacer historia. Con este flamante recinto nada nos extrañaría.