10 de febrero de 2013, 2:04
Si bien es cierto que el partido se preveía con máxima igualdad a tenor de lo que dicta la clasificación, la superioridad de los locales se hizo patente desde el primer momento. Dos lanzamientos del local José Alberto que fueron desbaratados por el meta visitante resultaron letales para los cartageneros, ya que a los nueve minutos, y en la primera aproximación del Beniaján, Sergio Panales establecía el 0-1 en el el marcador.
La reacción cartagenera apenas tardó un minuto en hacerse efectiva. Un remate de Hadif, adelantándose a la defensa rival, significaba el empate a uno y, lo que era más importante, ‘devolver’ al CD Mediterráneo al partido.
Un excesivo centrocampismo se adueñó del envite a partir de ese instante hasta que en el minuto 23, y en una desafortunada jugada en el área local –un defensa tocó el balón con la mano-, el colegiado Galindo Marín decretó penalti. El visitante Jesús González estableció el 1-2 llevando en, cierto modo, el desánimo a los futbolistas cartageneros.
Éstos, sin embargo, y gracias al continuo apoyo de la afición, fueron capaces de sobreponerse y en una de las mejores combinaciones de todo el equipo, el centrocampista Edu –en un partido muy especial para él-, lograba el tanto del empate (minuto 41). Era, o al menos se esperaba, el preludio de lo que sucedería en el segundo período.
Arrancó la segunda parte con el 2-2 y con las espadas en todo lo alto. La ambición local chocaba con la defensa numantina de los murcianos una y otra vez. El acoso, la ansiedad, el dominio y el único fútbol que se veía en el ‘Mini Estadio’ de la Urba correspondía al conjunto dirigido por Antonio Jiménez. Y así se llegó al minuto 72.
En una acción de contragolpe por banda derecha, un centro del local Dani golpeó clarísimamente en la mano de un futbolista visitante dentro del área. El penalti, pese a ser señalado en primera instancia por parte del juez de línea, no fue aceptado por el colegiado, quien desautorizó a su asistente pese a las quejas del público.
El acoso, que en momentos llegó a convertirse en agobiante por parte del Medi, volvió a conllevar otra acción polémica. Apenas faltaban cinco minutos para el final cuando un clarísimo derribo del local Pitu dentro del área fue reclamado como penalti por los locales. El colegiado, una vez más a instancias de su auxiliar, denegó la pena máxima a favor de los mediterranenses, propiciando todo tipo de quejas por parte de la afición local.
Al final, y tal y como reflejó el marcador del nuevo estadio del CD Mediterráneo, el 2-2 mantiene a ambos conjuntos en la zona media de la clasificación y cada vez más cerca de la permanencia.
