Tres ex del Polaris le dan al Barça la Liga ante ElPozo en una final de infarto

FICHA TÉCNICA
ElPozo Murcia: Raúl, Kike, Mauricio, Álvaro y Vinicius. –cinco inicial- También jugaron Saúl, Barroso, De Bail y Dani Salgado.
Barcelona Alusport: Cristian, Chico, Torras, Javi Rodríguez y Wilde –cinco inicial- También jugaron Lín, Carlos, Saad, Igor y Fernandao.
Árbitros: Peña Díaz y Peña Gómez (Andalucía). Amonestaron a Wilde por parte del Barcelona y a Vinicius por ElPozo.
Goles: 0-1 (min.2) Wilde; 0-2 (min.12) Wilde; 0-3 (min.25) Chico; 1-3 (min.27) Álvaro; 2-3 (min.40) Dani Salgado.

LA CRÓNICA
Kike tirado en el suelo, con claros gestos de dolor, después de chocar en un balón dividido con Torras a falta de siete minutos para que termine la final. Aunque luego saque fuerzas de brazalete y vuelva a su posición en un lateral de la cancha mientras el equipo al que lidera se juega de cinco desde hace cinco (minutos) el todo por el todo. O lo que quiera que signifique esa expresión.

Esa y no otra; no los goles de Wilde, no las paradas de Cristian, es la imagen de la final de la Copa de España de Fútbol Sala 2011. La de un equipo que, con licencia a reponerse, roza el suelo, ha perdido su coraza de invencible, su mirada de intocable, a favor de otro que llevaba tiempo intentando ser ese ser superior que hoy se puede decir que es. El duelo igualado del sábado frente al Caja contaba con algún factor que nada tiene que ver con la cartera o con el talento. Hablar del Inter, el otro ‘grande’, en esta crónica no merece la pena.

Llevaba un par de años intentándolo el Barça y había algún tipo de ingrediente que fallaba, o que simplemente no estaba; como una casa que carece de tejado. Tan sólo habían pasado dos minutos de partido y Wilde, de primeras, ejerciendo mucha más fuerza de la que ya llevaba el balón disparado por Torras y rechazado por Raúl, lo explicaba clarito y por la escuadra. Lo que se había ido de un equipo,-porteros y Juanjos aparte-, lo tenía en esta final el otro; un tipo sin complejos, sin rodeos, que va directo al grano. Y en Murcia se acordaban del día que cogió las maletas Mediterráneo arriba.

No es pecado decir que el partido, desde un inicio, estuvo aburrido; por mucho que se enfrentasen los dos mejores bloques de España, o quizás precisamente por eso. La defensa a un lado y otro de la cancha era contundente y tras toques y toques se construían más muros que paredes. Sólo Saúl en el minuto 7 en un disparo que se fue alto y fuerte, y De Bail a pierna cambiada desde la banda derecha, dispusieron de claras ocasiones para marcar. Pero Cristian ya empezaba a dar razones para llevarse el premio al mejor jugador; y eso pese a que Wilde, por entonces, le hacía sombra al conseguir el 2-0, tras una jugada de contraataque de Javi Rodríguez y Torras en banda derecha, que acabó con pase al centro y remate a las redes del 13.

En los últimos minutos de la primera parte pasaron cosas que hicieron que pudiesen pasar cosas, otras cosas; que al descanso el marcador fuese más claro o más oscuro. Más azulgrana o más blanco y rosa, pero al revés. Igor mandó un balón al larguero y luego cometió la sexta falta de su equipo, pero en ese momento el árbitro tenía los ojos tapados. Ya se sabe, cosas que pasan… o que no suceden; como el gol que Kike no llegó a conseguir a falta de pocos segundos para la bocina. Cristian; ya hemos hablado de él, ¿no?

Y eso que aún casi no hemos empezado; porque a los cinco minutos de reanudarse el partido, el portero del Barça volvió a salvar a su equipo. Justo antes de que Chico, en el mismo periodo de 60 segundos, asentase en el marcador una diferencia sólo salvable para salvajes. Para valientes. O para finalistas.

Así que ElPozo, que cuenta con jugadores de los tres tipos, se lanzó a por el partido. Y en esas, y con alguna dificultad de las que sacan los colores al protagonista y mandan las manos de los espectadores a la cabeza, Álvaro consiguió en el segundo palo marcar el 3-1.

El cronómetro indicaba que quedaban trece minutos como trece mundos. Duda no dudó; mandó a Mauricio ponerse la camiseta negra y el partido quedó de luto. De infierno. Sólo lo salvó todo lo que Cristian salvó; una detrás de otra durante más de doce minutos. Tantas, que alguno alcanzó la explicación del porqué del nombre de la táctica, regla o como se quiera hacer definir, que mata y remata el espectáculo del fútbol sala: ‘portero-jugador’. Y eso que Cristian estuvo espectacular, pero no es menos verdad que fue, prácticamente, el único jugador de su equipo.

Durante la docena de minutos en los que el guardameta del Barcelona se convirtió en héroe de la final, los más de dos mil aficionados que acudieron al Perico lamentaron no poder disfrutar de más robos arañados de SpiderLín, de algún quiebro malabar de Igor, de cualquier lección de tiralíneas de Álvaro y Kike, de una contra a galope entre Saúl y Dani Salgado… o de cualquier jugada de Carlos que poder aplaudir; pues algunos todavía recuerdan aquello de “Me haría más ilusión volver al Caja que ir con la selección” y la huella que dejó en Segovia el 9 azulgrana.

Así que al final todos ellos tuvieron que conformarse con aplaudir cada disparo potente y cada parada precisa; no sin dejar de soñar que una carambola de billar haga llegar a los altos estamentos que deciden cómo se juega, que esto puede ser, que fue, mucho más bonito. Fútbol sala de verdad; sin confeti ni protocolo de artificio.