18 de abril de 2010, 2:00
Casi 1.400 atletas de todas las edades lograron acabar esta espectacular prueba, un itinerario que duró poco más de siete horas desde que se dio el pistoletazo de salida a las ocho de la mañana desde la Plaza de Héroes de Cavite.
En total fueron 2.000 los deportistas que se lanzaron a esta aventura sin parangón aunque ‘sólo’ lograron acabarla 1.350 personas, según nos informaron desde la organización. El deportista más veterano fue Pedro Clemente, quien hizo el recorrido en nueve horas. A sus 79 años escomo para sentirse orgulloso.
El día se inició con una fuerte dosis de emotividad, empezando por el izado de la bandera en el punto de salida y, sobre todo, un improvisado homenaje de los infantes de Marina a sus compañeros muertos en un accidente de helicóptero en Haití. Uno de ellos, Francisco Forné, fue atleta del Club Marathon Cartagena y entre los participantes de este club había especial consternación porque muchos de ellos eran amigos del fallecido.
Pasado el trance lo duro estaba por llegar con los primeros repechones como el castillo de San Julián o el de Galeras o la Atalaya en los cuales muchos de los que participaban se lo empezaron a tomar con cierta calma. Mejor hacer turismo por unos caminos de una belleza espectacular que competir,debieron pensar. Lo que importaba era pasear, pasar y disfrutar como pocas veces de una bonita jornada del sábado y así, conforme pasaban los kilómetros, el personal participantes iba disminuyendo de forma paulatina. Ya sabíamos muchos que, para entonces, serían muchos los llamados y pocos los elegidos en acabar la jornada. De cualquier manera ver como 1.400 personas lograban llegar a la meta era un estímulo para todos.
Lo más importante es que no hubo que lamentar ningún problema digno de mención salvo los lógicos de este tipo de pruebas.
En total fueron 2.000 los deportistas que se lanzaron a esta aventura sin parangón aunque ‘sólo’ lograron acabarla 1.350 personas, según nos informaron desde la organización. El deportista más veterano fue Pedro Clemente, quien hizo el recorrido en nueve horas. A sus 79 años escomo para sentirse orgulloso.
El día se inició con una fuerte dosis de emotividad, empezando por el izado de la bandera en el punto de salida y, sobre todo, un improvisado homenaje de los infantes de Marina a sus compañeros muertos en un accidente de helicóptero en Haití. Uno de ellos, Francisco Forné, fue atleta del Club Marathon Cartagena y entre los participantes de este club había especial consternación porque muchos de ellos eran amigos del fallecido.
Pasado el trance lo duro estaba por llegar con los primeros repechones como el castillo de San Julián o el de Galeras o la Atalaya en los cuales muchos de los que participaban se lo empezaron a tomar con cierta calma. Mejor hacer turismo por unos caminos de una belleza espectacular que competir,debieron pensar. Lo que importaba era pasear, pasar y disfrutar como pocas veces de una bonita jornada del sábado y así, conforme pasaban los kilómetros, el personal participantes iba disminuyendo de forma paulatina. Ya sabíamos muchos que, para entonces, serían muchos los llamados y pocos los elegidos en acabar la jornada. De cualquier manera ver como 1.400 personas lograban llegar a la meta era un estímulo para todos.
Lo más importante es que no hubo que lamentar ningún problema digno de mención salvo los lógicos de este tipo de pruebas.
