martes. 21.05.2024
EL TÉCNICO MAZARRONERO DIRIGIO DURANTE DOS SEMANAS AL CARTAGENA EN LA FASE DE ASCENSO, SIN ÉXITO

La amenaza de La Hoya se llama Campos

José Miguel Campos (agosto 1966, Puerto de Mazarrón) se quedó con la espinita clavada de no poder ascender con el Cartagena a Segunda. De haberlo conseguido, a estas alturas sería el entrenador cartagenerista en la Liga Adelante. Pero el fútbol fue cruel. Apenas fueron dos semanas como técnico, sin tiempo...
José Miguel Campos (agosto 1966, Puerto de Mazarrón) se quedó con la espinita clavada de no poder ascender con el Cartagena a Segunda. De haberlo conseguido, a estas alturas sería el entrenador cartagenerista en la Liga Adelante. Pero el fútbol fue cruel. Apenas fueron dos semanas como técnico, sin tiempo casi para aprenderse el nombre de los futbolistas. Cogió al equipo con sólo cinco días de tiempo para preparar el decisivo partido en Mieres y pudo hacer lo justo.
 
En el partido de ida reciibió muchas críticas entre los aficionados por ser demasiado defensivo y no ir decididamente a ganar el partido. Hizo algunos cambios, sacó a Diego Segura del sitio en el que venía jugando y todo aquello jugó en su contra a la vista del dueño, Paco Gómez. En la vuelta todo se complicó aún más al no poder sentarse en el banquillo. Ya sabemos que los entrenadores no juegan pero aquella tarde Campos debió de estar en su sitio y no en la 'jaula' en forma de cabina que le colocaron. Así acabó su corta aventura en el Cartagonova.
 
Campos, ahora, parece un hombre feliz. Tiene entre sus manos un proyecto más humilde pero le dejan trabajar. No tiene tantas exigencias. Con lograr la permanencia tendrá el objetivo más que cubierto. Por eso no le preocupa en exceso el hecho puntual de no haber ganado aún, ni siquiera han marcado en estas dos primeras jornadas. Además, cayeron eliminados en la Copa por los penaltis en Écija. Pero su equipo dio la cara y eso es lo que le cuenta. Él sabe que las cuentas hay que empezar a rendirlas a partir de la séptima u octava jornada. Mientras, sólo le pide a sus jugadores que jueguen al fútbol.
 
Pero la amenaza de La Hoya es evidente que se llama Campos. No marcará goles, ni juega. Pero es astuto y sabrá como mover sus piezas para complicarle la vida al Cartagena. Además, podrá hacer algo que entonces no pudo: sentarse en el banquillo del Cartagonova.
 
Aunque él diga que no y siga adelante, la realidad es que tiene clavada aquella espina de no poder hacer más de lo que hizo y este domingo tratará de demostrar que sus equipos no solamente son defensivos sino que tanbién juegan al fútbol. Para él, nos dijo, fue una etapa positiva que, simplemente, no pudo salir. Pero la recuerda con agrado.
 
Él va a ser el primer motivado, aparte de llegar con otros dos cartageneros más, su ayudante Manolo Requena y el cancerbero Carlos Molina quien, probablmente, estará en el banquillo ya que José Miguel Campos le está dando preferencias a todo un veterano como Alberto Cifuentes, el portero del famoso descenso del Murcia en Girona hace ya cuatro temporadas.

La amenaza de La Hoya se llama Campos
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