13 de septiembre de 2014, 13:08
Tarantino (Bermeo, 1986) se ha tomado con mucha paciencia la inoportuna lesión que le va a apartar tres semanas como mínimo de jugar partidos de Liga. El central vasco estaba completando una excelente temporada en lo poco que se ha jugado pero este verano ya había dejado claro que pensaba darlo todo hasta el punto de convertirse en un Tarantino nunca visto hasta ahora en Cartagena.
Para ello le prepararon un plan especial con el fin de perder unos cuantos kilos. Cuando la pasada temporada Tevenet lo borró de su lista tras el partido con el Albacete el jugador ya sabía que se le había gastado el poco crédito que le quedaba con el hoy preparador del Huesca.
Pero este verano, cuando estaba más fuera que dentro y a punto de fichar por un equipo cercano a casa, Florentino Manzano le llamó y le convenció. Floro le dijo que quería que este año fuese el ‘jefe’ de la defensa, le dieron un brazalete de capitán y con esos galones empezó a sentirse importante. Los fisioterapeutas Antonio Ibarra y Fran Angosto trabajaron especialmente con él y los resultados no tardaron en llegar. Tarantino era otro Tarantino.
Fue el mejor o de los más destacados en una gran parte de los encuentros del verano. Paraba, cortaba, frenaba y distribuía el juego desde atrás. Pronto nos dimos cuenta de que este Tarantino poco tenía que ver con aquel que se lesionó en su pierna izquierda, por detrás de su rodilla, y que estaba dispuesto a ser el jugador que de él se esperaba.
Tarantino fue acumulando minutos y más minutos sin apenas descansar pero el
sumun fue en los dos encuentros contra el UCAM. Jugó el miércoles en la Copa y repitió cuatro días después pero en el tramo final del partido se rompió. La acumulación de minutos y la edad, que no suele perdonar, hicieron lo demás.
El jugador se recupera ahora con tranquilidad. Sólo quiere volver, pero volver con todas las garantías de que no volverá a repetirse una lesión de estas características y para ello necesita descansar, rotar en las alineaciones. Sólo así tendremos Tarantino para rato. Que Ribas, cuando regrese de Uruguay, vaya tomando nota.
