Palomeque es un espectáculo verlo trabajar. No para un segundo. Para quien no lo haya visto y sea seguidor del Cartagena habría que recomendarle que lo haga. Sólo así se daría cuenta en manos de quien está el equipo. Otra cosa es que los resultados lleguen después pero de lo que no cabe duda alguna es que Palomeque se lo trabaja como nadie, que su ilusión está muy por encima y que está dispuesto a afrontar este reto que se le ha presenjtado.
Porque da gusto ver trabajar a un entrenador con las ganas y la motivación que demuestra y que exhibe Manolo Palomeque. Desde que empieza hasta que acaba el técnico no cesa de dar instrucciones continuamente a sus pupilos. "Jorge, ven a este hueco”, le dice a Luque. Pero es que al minuto está corrigiendo la posición de Gato por la banda derecha. O le está diciendo a Seba Ribas exactamente lo que tiene que hacer.
En el lateral bajo del estadio Cartagonova apenas vemos a cinco o seis espectadores. No hay más. Aquellas decenas, incluso centenas de seguidores, ya no existen. No están. Los tiempos son muy distintos. El equipo no carbura y en el estadio sólo están los futbolistas recibiendo las instrucciones claras y concisas de Palomeque mientras el resto del equipo técnico, con Popi a la cabeza, aguardan apostados en la banda. "juntos, juntos”, pide el algareño. "Eso es, eso es cojones, vamos, vamos¡¡” presiona Palomeque para que sus hombres estén tensos. Llama a los jugadores por su nombre. A todos. "Pégale Diego, pégale¡¡” le pide a uno.
Hay una pequeña parada para reponer fuerzas con el agua. Cuando vuelven los futbolistas a Palomeque se le escucha decirle al grupo. "¡¡Esto hay que sentirlo y hay que vivirlo” y antes de ponerse de nuevo en marcha otra arenga de las suyas. "Venga, vamos a seguir trabajando y a seguir divirtiéndonos”. Así trabaja Palomeque, con guante de seda en mano de hierro. Y mil consejos por delante.
