domingo. 19.05.2024
ESPERA RECUPERARSE ANIMICAMENTE ANTE LA SALIDA A CARTAGENA

Kiko Casilla, portero del Cádiz, fue abroncado el domingo en el encuentro con el Albacete

El periodista Alfonso Carbonell escribe en La Voz de Cádiz escribe que los porteros tienen cierta fama de estar algo sonados. Y en parte puede resultar hasta lógico si se atiende a varias circunstancias. Viven en la soledad del arco, entrenan al margen del colectivo, tienen un entrenador personal distinto...
El periodista Alfonso Carbonell escribe en La Voz de Cádiz escribe que los porteros tienen cierta fama de estar algo sonados. Y en parte puede resultar hasta lógico si se atiende a varias circunstancias. Viven en la soledad del arco, entrenan al margen del colectivo, tienen un entrenador personal distinto al principal, son endiosados o humillados por la afición en décimas de segundo debido a una determinada acción, se llevan pelotazos en pachangas de lo más ingratas que suelen jugarse durante la semana, celebran los goles solos, reciben todas las miradas cuando el equipo encaja un gol... Así podríamos llevarnos horas y horas. Y muchas más si ayer Kiko Casilla atiende a alguna de la cantidad de llamadas que recibió desde este medio. Pero no.

El meta cadista no está para nada. No le gustó nada lo que vivió el domingo en Carranza y, ante todo, quiere pasar página cuanto antes. Como dijo el domingo tras el encuentro, quiere «convertir los pitos en aplausos» y para eso sólo le queda trabajar. Y eso fue precisamente lo que hizo ayer el cancerbero catalán, que junto al resto de compañeros que jugaron frente al Albacete estuvo recuperándose del esfuerzo realizado para culminar una remontada que pasó a la historia del cadismo.

Para muchos que fueron al Ramón de Carranza quedará la imagen nada más acabar el partido del portero recibiendo los ánimos y los abrazos de sus compañeros, que uno por uno, fueron a compadecerlo después de la sonora bronca que acarreaban sus saques en largo. Aunque ya en la zona mixta 'maquilló' el rostro y aplacó los ánimos, lo cierto es que Kiko Casilla no podrá olvidar, seguramente, el que fue el peor día como portero del equipo donde pasa su segundo año como cedido.

VICTOR ESPARRAGO DESTACA LA PROFESIONALIDAD DE KIKO CASILLA
Al vestuario entró desolado pese a la épica remontada de su equipo tal y como atestiguaba Víctor Espárrago en la rueda de prensa posterior al encuentro. «El jugador, cuando termina el partido, libera y larga la tensión acumulada. Y esa tensión la largó toda y hasta hubo lágrimas». Este hecho lo utilizó el entrenador charrúa para valorar la profesionalidad de su portero y, de paso, contestar al grito que escuchó de la grada que decía que 'los jugadores no sentían los colores'. «Desde fuera, quizás, no se aprecie esa responsabilidad del jugador, pero con su gesto está quedando claro que al profesional no le importa tres cominos lo que está pasando en el campo y que tras el partido dice 'hasta luego Lucas'», manifestaba con rotundidad el sudamericano.

Las palabras del arquero eran las más esperadas por la prensa, que no pudo evitar preguntarle por sus sensaciones después de ser tratado por su propia afición como visitante. A quienes le conocen, no les sorprendieron las manifestaciones cautas, medidas y de lo más oficiales. «Es normal», dijo sobre los pitos y los insultos que tuvo que recibir. Restó importancia a la bronca y considera normal, defecto de profesión, que la gente la tome con el portero tras el 1-3 porque es «a quien meten los goles siempre es, y todo el mundo está en contra de él, es al que está en la portería». Para terminar de justificar a la hinchada amarilla, manifestó que «tienen todo el derecho» a pitar y que lo único que puede hacer, a base de trabajo, es «convertir esos pitidos en aplausos».

El meta se encontraba tranquilo y no creía tener mayor culpa que nadie en ninguno de los goles que encajó el conjunto gaditano. Sobre el tercero, conseguido por Callejón y que desató la ira de la afición amarilla, explicó que «fue un disparo cruzado y duro» y ante el que muy poco pudo hacer.

Fue de los primeros de su equipo en abandonar el estadio gaditano tras el encuentro y en el día de ayer en El Rosal volvía a verse las caras con muchos de los que le hicieron llevar de la mejor forma posible el duro trago por el que tuvo que pasar.

Arropado por sus compañeros, a Casilla se le pudo ver muy concentrado y ensimismado durante toda la sesión de carrera continua con la que Juan Solla abrió la semana.

Desde el vestuario no se teme por el estado del joven portero 'perico'. «Kiko está bien. Es un gran profesional y seguro que no le afectará en nada lo del otro día», dice una voz autorizada de la plantilla de Víctor Espárrago.

Otra voz informada asegura que lo que quiere es «seguir jugando» y «estaría preocupado por un bajón en su juego pero sabe que no ha tenido mayor culpa».

A muchos de sus compañeros no le extrañó nada que en un día como el de ayer, Kiko optara por 'desconectar' del mundanal ruido y recuperarse en el plano psicológico junto a los seres más queridos.

Lleva poco tiempo en este club pero ya sabe a que saben las victorias -fue el héroe del ascenso en Irún- y acaba de conocer el sabor de la crítica más dura. Casilla comenzó la temporada siendo uno de los porteros menos batidos de la categoría pero, hoy por hoy, es junto al del Albacete

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