21 de junio de 2012, 11:12
El Levante ya ha dedicado a Juan Ignacio el esperado guiño económico. JIM, en principio conforme con la propuesta emitida por la entidad, cobrará unos 170.000 euros más de la cantidad que estaba estipulada en el contrato. Ciertos puntos de fricción desembocaron en una negativa distancia entre los dirigentes y Juan Ignacio. Divergencias, como por ejemplo en el peliagudo 'caso Koné', actuaron como caldo de cultivo en la tensión. Al igual que la falta de iniciativa del club respecto a una subida salarial, una circunstancia que generó un ambiente incómodo, informa Las Provincias de Valencia.
El entrenador, quien ampliaba su contrato automáticamente por lograr la salvación, empezó a dudar. Consideraba que, quizás, fuera podría encontrar condiciones más atractivas. Recibió una oferta del fútbol ruso, pero el interés de otros equipos, entre ellos algunos de la Premier, no se
concretaba. Tras hablar con la entidad azulgrana y tomarse unos días de reflexión y calma, el pasado día 5 descolgó el teléfono para garantizar a Quico Catalán su permanencia en el banquillo
granota. Ayer tuvo lugar la segunda parte del guión establecido.
La pasada temporada, Juan Ignacio cobró cerca de 300.000 euros. Aceptó un sueldo reducido, ya que el Levante le ofrecía la oportunidad de su vida. Los responsables de Orriols apostaron
por un entrenador que había salido del Cartagena y que no contaba con ninguna experiencia en Primera. Sin embargo, once meses después, al de Rabasa se había transformado en el técnico revelación de la máxima categoría. Había colocado al conjunto más humilde de la clasificación en Europa League. Algo histórico. Sin olvidar la racha de siete victorias consecutivas que culminaron en un épico liderato. Como JIM evitó solicitar directamente un incremento de los emolumentos, en un primer momento el club se remitía a la mejora que ya reflejaba el contrato.
Y es que, por salvación, Juan Ignacio renovaba y pasaba a percibir 30.000 euros más. Después de semanas de incertidumbre y frialdad, ambas partes abordaron el asunto abiertamente. La entidad transmitió su confianza en el alicantino y su predisposición a recompensarle económicamente por guiar al equipo hacia la mayor hazaña levantinista. Una decisión consensuada por el consejo de administración.
Entonces el preparador se tomó unos días de tranquilidad y, posteriormente, llamó al presidente para asegurar su continuidad. Ayer, Catalán planteó al representante aumentar los emolumentos a 500.000 euros para la próxima campaña. Una considerable gratificación que el de Rabasa ha recibido con los brazos abiertos.
El entrenador, quien ampliaba su contrato automáticamente por lograr la salvación, empezó a dudar. Consideraba que, quizás, fuera podría encontrar condiciones más atractivas. Recibió una oferta del fútbol ruso, pero el interés de otros equipos, entre ellos algunos de la Premier, no se
concretaba. Tras hablar con la entidad azulgrana y tomarse unos días de reflexión y calma, el pasado día 5 descolgó el teléfono para garantizar a Quico Catalán su permanencia en el banquillo
granota. Ayer tuvo lugar la segunda parte del guión establecido.
La pasada temporada, Juan Ignacio cobró cerca de 300.000 euros. Aceptó un sueldo reducido, ya que el Levante le ofrecía la oportunidad de su vida. Los responsables de Orriols apostaron
por un entrenador que había salido del Cartagena y que no contaba con ninguna experiencia en Primera. Sin embargo, once meses después, al de Rabasa se había transformado en el técnico revelación de la máxima categoría. Había colocado al conjunto más humilde de la clasificación en Europa League. Algo histórico. Sin olvidar la racha de siete victorias consecutivas que culminaron en un épico liderato. Como JIM evitó solicitar directamente un incremento de los emolumentos, en un primer momento el club se remitía a la mejora que ya reflejaba el contrato.
Y es que, por salvación, Juan Ignacio renovaba y pasaba a percibir 30.000 euros más. Después de semanas de incertidumbre y frialdad, ambas partes abordaron el asunto abiertamente. La entidad transmitió su confianza en el alicantino y su predisposición a recompensarle económicamente por guiar al equipo hacia la mayor hazaña levantinista. Una decisión consensuada por el consejo de administración.
Entonces el preparador se tomó unos días de tranquilidad y, posteriormente, llamó al presidente para asegurar su continuidad. Ayer, Catalán planteó al representante aumentar los emolumentos a 500.000 euros para la próxima campaña. Una considerable gratificación que el de Rabasa ha recibido con los brazos abiertos.
