Eugenio es pachequero por los cuatro costados, trabaja en el PMD y tiene la doble condición de haber sido jugador del Murcia (ocho temporadas) y del Cartagena FC (dos años en Segunda A). Y le quieren, le quieren mucho tanto en la capital del Segura como en la ciudad portuaria.
Ahora se dedica a entrenar en sus ratos libres a los juveniles de Segunda del Torre Pacheco. Eugenio trabaja en el PMD, dónde sigue siendo el vitalista de siempre. Con sus chavales ha logrado formar un bloque compacto que juega bastante bien al fútbol. “Su trabajo me cuesta” nos dice con su mejor sonrisa mientras saluda a otros amigos.
Eugenio tiene dos hijos y los dos, nos dice “son del Murcia y del Cartagena, yo no les he dicho nada pero me gusta que sean de los dos equipos. Yo soy de los dos y quiero a los dos. En Murcia pasé ocho años muy buenos y dos también muy buenos en el Cartagena y en aquel Almarjal que eso era una maravilla jugar ahí”.
El ex futbolista albinegro nunca llegó a jugar en el Estadio Cartagonova, lo hizo siempre en El Almarjal y muchos le conocían como 'La Gacela del Almarjal' en aquellos años exclusivos de aquel Efesé de los años ochenta en la División de Plata. No llegó a jugar con los cartageneristas en Segunda B.
Este pachequero que se conserva, casi, como en sus mejores tiempos aún recuerda su etapa de gloria murcianista, de su gran amigo Miguel Sánchez, de aquella plantilla que tanto se enfadó cuando Garrido el entonces presidente murcianista fichó al controvertido Naya. Pero no olvida a los grandes amigos que dejó a su paso por el Cartagena, del que está convencido de que acabará salvándose.“Eso que nadie lo dude, el Cartagena va a salvarse de sobra” dice de manera rotunda. “Tiene una gran plantilla que ahora se va encontrando, tuvieron un mal inicio y eso lo están pagando. Pero yo estoy seguro de que van a salir adelante” dice estén ‘crack’ pachequero con el que pasamos uns minutos divinos hablando de fútbol.
Recordamos aquel golazo que le marcó a Zubizarreta jugando con el Murcia en el Nou Camp. Sigue siendo un tipo sencillo, pero cachondo y serio a la vez dónde los haya.
Mantiene su sonrida picarona que la muestra cuando le decimos que le temblaban las piernas cuando se dio cuenta del gol que había hecho en Barcelona. O de aquellos momentos duros con el Efesé a la hora de luchar por una permanencia que siempre terminaban logrando. “El secreto está en el vestuario, si están unidos saldrán adelante porque buenos jugadores tienen de sobra”.
De su equipo, el de los juveniles de Pacheco, habla y no para. Parece un padre para sus chavales, les da consejos, palmaditas en la espalda, a alguno que otro le dice las verdades del barquero “porque a los críos no puedes engañarles” nos dice con esa sonrisa tan peculiar.
Eugenio no ha cambiado. Sigue siendo amigo de sus amigos, es feliz con lo que hace. Es un pachequero de lujo al que nunca se le subió la fama y que ahora regala todas sus virtudes en beneficio de su equipo.
