En realidad son dos preguntas: ¿Quién o quienes se llevaron el trofeo conquistado en buena lid por los navalistas que entrenaba Juan Antonio Donayo? ¿Dónde se encuentra el trofeo?
Hemos hablado con exjugadores de la época y no hay datos suficientes para llegar a conclusiones respecto a esa desaparición que se produciría, según Paco Sánchez, uno de los futbolistas campeones de España entonces, "entre dos o tres años después de que se conquistase el Trofeo".
Para el ex defensa central que jugó en los navalistas campeones y en el Cartagena, "este trofeo es un símbolo muy importante para el fútbol cartagenero porque premia al trabajo de cantera, por la edad de los jugadores, menores de 23 años, y en la primera década nos reuníamos para celebrarlo año tras año, y es más a los diez años se jugó un partido de fútbol para conmemorarlo"
UN CAPRICHO, TAL VEZ
Se han barajado varias teorías, desde la de que algún directivo de entonces para evitar que el trofeo llegase a perderse, lo guardaría provisionalmente en su domicilio para devolverlo después, sin que esa supuesta intención acabase como quería el propio dirigente. Otra versión va más directa al grano: "Fue un capricho de alguien que quería al club y estando dentro de él o muy cerca evidentemente -directivo, empleado o colaborador o simple aficionado- aprovecho alguna coyuntura para que el trofeo fuese 'secuestrado', comenta otro exfutbolista de aquella época.
Aquel Naval, militando el Cartagena en Segunda y adherido a la entidad albinegra en tempos del presidente Andrés Martínez Prieto, no tuvo problemas en la fase regional el Campeonato de Aficionados, y en la fase nacional se dejó en la cuneta al Melilla y después al Artesano. Otro adversario al que los azules dejaron KO fue el Mahonés
Nario, de pie, en una imagen reciente, marçó dos goleas al Oviedo en 1985 en aquella final.
En las semifinales se midió con el Sestao, con resultado de 0-0 en el campo de Las Llanas y triunfo por 3-2 en el partido de vuelta en Los Juncos. Y en la final a doble encuentro sucumbió en el estadio Carlos Tartiere de Oviedo por 3-1 pero fue capaz de remontar en la vuelta en un encuentro épico que llenó el recinto de la calle de Juan Fernández o carretera de Barrio de Peral. Con los goles de Nario, dos, David y Chechu se consiguió un difícil 4-1 que daba el histórico título título a los cartageneros. Ese titulo que representaba esfuerzo, sudor en busca del triunfo y la satisfacción de la conquista desembocó en la desaparición del trofeo. La situación se mantiene.
Jugadores de aquella época eran Miguel García Requena, David, Julián, Paco Sánchez, Cayuela, Isidoro, Ángel Requena, Alfaro, Jaime, Estevi, Reverte, Nario, Chechu, Aroca (ya fallecido y al que se le dedica todos los años el Memorial en Jueves Santo, que lleva su nombre), Mota y Serrano, entre otros. con Juan Antonio Donayo de preparador.
Directivos de aquella etapa en la que se logró uno de los trofeos más importantes que pueden hallarse normalmente en una vitrina de club, museo futbolístico o recinto deportivo, eran desde el gerente Chencho Arnao hasta Guillermo Pérez, pasando por los ya fallecidos Pepe Legaz, que era militar, y Antonio Pérez, gran aficionado y padre de un jugador en una fase del fútbol local en la que los navalistas eran conducidos como cantera por el Cartagena pero con la circunstancia de que los responsables técnicos de entonces solo contaron con el defensa central Paco Sánchez para la plantilla de Segunda División.