En un reportaje que firma Esther Blasco en el diario Sport de Barcelona se recrea la situación vivida esta lunes noche en el Nou Camp, con alguna emisopra que se 'coló' literalmente montando una parabólica en lo alto de la gradería. Pero el diario catalán se refiere expresamente a lo acaecido en líneas generales, que aquí reproducimos.
El Camp Nou fue testigo de la ruptura entre el fútbol y las radios, tras décadas siendo el altavoz del deporte rey. Los profesionales de todas las emisoras, a excepción de Catalunya Ràdio, recibieron la negativa a acceder a las instalaciones, al no haber pagado el canon correspondiente y, por lo tanto, no haberse podido acreditar. La radio pública de Catalunya, por su parte, pudo desarrollar su actividad con normalidad, al tener adquiridos los derechos desde 2009 como parte del acuerdo entre TV3 y Mediapro. No obstante, la actitud del ente público fue interpretada como una falta de solidaridad profesional por parte del resto de emisoras.
Representantes de todas las radios se citaron ayer a las 19 h, junto al notario José Vicente Torres, frente a la puerta de las oficinas del club con la intención de solicitar la acreditación de acceso, pero siendo conscientes de que recibirían una negativa como respuesta. En efecto, la letrada Laura Anguera, representante de los servicios jurídicos del club, recibió a los periodistas bajo la exigencia de no grabar una reunión en la que debía informar de lo que ya se temían, que el acceso les era denegado.
En ese momento se vivió una situación un tanto surrealista, cuando las cámaras de televisión que esperaban a las puertas descubrieron en qué sala se estaba celebrando la reunión y empezaron a grabar imágenes desde el exterior. Un miembro de seguridad del club recibió la orden de impedir que las cámaras siguieran grabando, para evitarlo se colocó justo delante y empezó a tapar los objetivos con su mano, como si de paparazzi se trataran.
En el interior, la solución que ofrecía el club ¿la misma que el resto de clubs de Primera y Segunda excepto el Sevilla¿ no convencía a nadie. O se quedaban fuera o accedían a una cabina, previo compromiso de no poder informar hasta el término del partido y sin acceso a la zona mixta posterior, un acuerdo que como era de esperar nadie aceptó. Los profesionales optaron por acceder al estadio con el carnet de socio, comprando entradas o seguirlo por televisión, pero lamentándose por ver recortada la posibilidad de ejercer su trabajo con libertad, puesto que tampoco tuvieron acceso a la zona mixta posterior al encuentro.
Por su parte, el narrador de los partidos de Catalunya Ràdio, Joaquim Maria Puyal, atribuía a la máxima autoridad de la radio pública, el Consell de Govern de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, la decisión de acceder al Camp Nou, haciendo uso de los derechos en su poder.
El periodista prefirió que fuera el director del Consell de Govern y Catalunya Ràdio, Ramon Mateu, quien diera las explicaciones ante la audiencia y ante el resto de compañeros de profesión. “Tenemos los derechos desde 2009, la situación que se vive este año no nos afecta porqué para nuestra radio todo sigue igual, no hemos dejado de ser solidarios ni nos hemos convertido en esquiroles porque no hemos negociado nada, como radio pública tenemos el compromiso de ofrecer la máxima calidad de servicio a nuestros oyentes”, concluía el máximo responsable confirmando que el órgano de gobierno había tomado la decisión ayer por la mañana en una reunión extraordinaria.
A partir de ahora se abre un período de incertidumbre para las radios españolas. Los clubs se mantienen firmes en la decisión de vender los derechos radiofónicos por un canon que va de los 3.000 euros ¿radios locales¿ a los más de 3 millones ¿Cope y Ser¿, mientras que las radios no están dispuestas, por ahora, a pagar. De no llegar a un consenso, las radios están llamadas a reeditar la `guerra del fútbol¿ en versión radiofónica
